...Y esa es la situación. Cuando nace, el hombre es una semilla; puede llegar a ser una flor, puede que no.
Dos semillas no pueden relacionarse, están cerradas. Dos flores si pueden, están abiertas, pueden ofrecerse su fragancia mutuamente, pueden bailar al viento, al mismo Sol y a la Luna, pueden tener un diálogo, pueden susurrar.
La semilla está muy protegida, segura. La flor es frágil, está expuesta, a la flor puede sucederle todo…
El mismo viento en el que vuela puede hacer que sus pétalos se disipen, el mismo sol que la entibia la puede quemar…
A la flor puede sucederle todo.
Arriesga.
Baila.
Empezamos a juntarnos un 5 de junio del 2006, con el objetivo de colectivizar las búsquedas que veníamos realizando en lo individual, en distintos espacios de formación o investigación sobre el movimiento dentro de perfiles de los más diversos.
Creemos que la diversidad de procesos y situaciones que nos hacen conformar “casuarina” termina siendo una de las características que enriquece nuestra identidad. Y que lo hagamos a través del arte popular, es decir de la danza popular concretamente, no es casual sino, al contrario totalmente intencional.
Creemos profundamente que el arte popular posibilita ponernos a reflexionar, repensarnos, recrearnos como comunidad y buscar cómo transformarnos, trabajar para devolvernos la posibilidad de encontrar instancias que sólo en el bailar se encuentran; y que el mundo de hoy- donde de forma oculta sufrimos de un analfabetismo corporal- nos quita la herencia ancestral de desarrollar el poder que generamos como colectivo bailando.
lo confieso, apenas tengo sospechas e intuiciones y muchas veces cuando las persigo bordeo el abismo, no tengo las cosas claras yo tampoco hermana, lo que tengo es un par de intuiciones de bordes afilados que rompen esquemas, lo que tengo es un par de intuiciones de bordes que buscan complementarse con los bordes de las tuyas y por eso su única sabiduría es saberse incompletas. Mujeres Creando
Los dos lados de la luna
Un pedacito de luna… Pero en realidad no es uno son dos pedacitos: el pedacito del lado oscuro y el pedacito del lado brillante de la luna. Y aquí lo que hay que entender es que el pedacito que brilla brilla porque hay un lado oscuro. Es el lado oscuro de la luna el que hace posible el lado brillante. Igual nosotros si nos toca ser el lado oscuro de la luna no por eso somos menos, sino que es porque estamos dispuestos a ser el lado oscuro que es posible que todos vean la luna (y al fin de cuentas, el lado oscuro vale más porque brilla para otros cielos y porque para verlo hay que aprender a volar muy alto)